Las fuentes de radiaciones ionizantes (RI), son un riesgo físico bien reconocido para los seres vivos, para todo rango de cantidades o dosis al que se expongan estos, según los actuales modelos establecidos teórica y experimentalmente. Desde su descubrimiento, tanto en fuentes naturales (FN) de RI, (H. Beckerel) en 1895 como también las artificiales (FA) como rayos x (RX) en 1896 (W. Roentgen). Estas tuvieron una rápida aplicación en muchos campos del conocimiento, para diagnósticos de enfermedades como luego para tratamientos. Décadas más tarde a aquel momento, y a medida que proliferaba su uso exponencialmente, surgieron evidencias que permitieron tomar dimensión de riesgos a los que se exponía a los seres vivos irradiados (pacientes, público, trabajadores y ambiente). Comprobándose así en los albores del Siglo XX, efectos nocivos, con una fuerte correlación causa – efecto carcinogénico a partir de los primeros equipos de RX usados por quienes los operaban permaneciendo mucho tiempo y a distancia cercana de ellos. Evidencias que permitieron establecer bases de la radioprotección y de la ciencia radiobiológica por Bergonié J. & Tribondeau L. (Bergonié & L., 1906).
Las fuentes de RI generan un campo radiante de fotones y/o partículas nucleares alrededor del espacio que las rodea (donde solo un caso específico, son los RX). En fuentes de RX, los fotones salientes interactúan con los átomos de moléculas que encuentran en su trayecto, como parte de la materia inerte y de los seres vivos. Esto provoca en ciertos casos daños directos e indirectos, que van desde lo reversible a lo irreversible, según su cantidad. Rompiéndose enlaces entre átomos de moléculas y expulsan electrones, generando variados productos intermedios de alto poder reactivo llamados radicales libres (RL). Estos RL es necesario removerlos desde el interior de los seres vivos, los cuales cuentan con algunas herramientas biológicas para ello. La relación causa/efecto para cantidades relativamente bajas de RI y de bajas tasas de dosis, es un tema de discusión aun actual en el ambiente científico. Las fuentes de RI pueden ser clasificadas FN y FA, las primeras están omnipresentes en todo el universo (en el cosmos y en la tierra), hallándose en nuestro alrededor, en objetos cercanos, como el suelo y hasta aun en seres vivos. Tanto unas como otras, originan el fondo natural (FN), del cual todos los seres vivos recibimos una cantidad mensurable en forma más o menos regular, a lo largo de un año calendario. Un registro radiográfico de RX, es obtenido usando una fuente artificial (lámpara de RX), pero que puede transferir desde fracciones hasta varias veces el valor del FN anual, pero en milisegundos. Este valor siempre se lo consideró inocuo, pero que igual continúa siendo un riesgo relativo, del tipo de efectos estocásticos.
Con este trabajo experimental se trata de generar, un modelo animal experimental estandarizado y validado (MAV) que no existe para nuestra región. Esto tiene el objeto de instituir herramientas de laboratorio, que permitan evaluar algún tipo de daños a nivel Sistémico, o menores como Biomoléculas y hasta genéticas. De estos se espera que permitan cuantificar daños, por RIs a diferentes “bajas dosis y tasas de dosis”, a partir de emplear una fuente de RX, (equipo estándar hospitalario). El paso siguiente, en caso de establecer el MAV que permita evidenciar efectos para dosis bajas de RI en nuestro laboratorio; buscaremos experimentar o investigar si componentes de origen natural o sustancias bioactivas (SBAs), pueden demostrar efectos Scavengers (barredores de RL generadas por RI), que amortigüen daños en este MAV. De este modo, si detectáramos disminución de daños en el modelo animal tratado con SBAs, con las mismas técnicas de evaluación de daños, podremos establecer estrategias preventivas de radioprotección en trabajadores, pacientes y público, por suministro de SBAs que se puedan consumir de modo regular y seguro por estos.